Ventosidad, flatulencia, cuesco… un pedo, vamos. Es el gran tabú, a lo que nadie quiere referirse; como si no existieran. Y, sin embargo, todos tenemos aire en el estómago que hay que expulsar. Es completamente normal ingerir aire al comer. Un adulto traga entre 1.000 y 2.000 veces al día y en cada deglución incorpora entre 2 y 3 ml de aire. Al beber un sorbo de líquido también estamos ingiriendo al mismo tiempo una cantidad de aire variable, entre 8 y 32 ml. En condiciones normales, el tubo digestivo contiene de forma permanente 1 o 2 litros de aire, de los que prácticamente la mitad se encuentra en el estómago, lo que provoca de tres a cuatro eructos en la hora posterior a la comida. El problema aparece cuando la cantidad de aire introducido es excesiva. Este exceso de aire queda atrapado en menor o mayor medida a varios niveles y conlleva malestar que se manifiesta de varias formas:
Sensación de hinchazón.
Dolor cuando el aire se bloquea.
Eructos continuos más o menos cargados de acidez si el aire sube desde el estómago.
Distensión estomacal.
Inflamación intestinal.
Dolores abdominales.
Flatulencias.
Etc.
Hoy quiero darte unos consejos para evitar la acumulación de aire en el estómago y otros para librarte de estas acumulaciones. Me ha parecido que al ser un problema tan frecuente, molesto y del que no se suele hablar, era una buena idea resumir estos consejos. Algunos remedios para librarse de las acumulaciones de aire:
Evita forzar los eructos, porque puede hacer que pase aire desde la parte superior del tubo digestivo hasta la parte inferior dando la impresión de que tenemos una reserva infinita de aire y en su lugar favorecer la evacuación de aire bajo el efecto de la distensión abdominal.
Practica “un pequeño paseo digestivo” .
La práctica diaria de cualquier deporte ayuda a evacuar el aire. Los más eficaces son salir a correr, saltar (puedes simplemente dar unos cuantos saltos en el mismo sitio) y estirar.
El yoga, sobre todo las posturas invertidas, ayudan mucho. La postura más sencilla es la vela (deberás mantener la posición tres minutos para que sea eficaz).
Realiza automasajes en el vientre, tumbado en la cama o en la bañera.
Cena ligero. La cena es la comida “de mayor peligro”, tanto para las flatulencias como para otros problemas ligados a la digestión. Este será tu caso especialmente si sufres pesadez gástrica o indigestión.
Y aquí tiene algunas soluciones para evitar la acumulación de aire en el estómago:
Evita masticar chicle y las bebidas gaseosas.
Comer en condiciones incómodas (sobre todo a mediodía, en poco tiempo y de pie, en un entorno ruidoso y a la carrera), las prisas, la deglución rápida y los disgustos hacen que se trague mayor cantidad de aire. Por lo tanto, ten en cuenta que cualquier comida, por sencilla que sea, se merece tomarla en condiciones libres de estrés y en un tiempo mínimo (por lo general en unos 45 minutos).
Tómate un momento para ti mismo antes de cada comida, aunque no sea más que el tiempo justo para realizar unas respiraciones completas, contemplar el plato, apreciar lo que hay en él y su valor (“para que este plato exista ha hecho falta el esfuerzo de muchos agricultores, transportistas, cocineros…”). Una comida es tiempo de calidad para hacer una pequeña meditación centrada en valorar las cosas.
Comer en buenas condiciones tiene además efectos antiestrés y permite producir más energía con menos calorías. Menos calorías significa menos trabajo para el aparato digestivo, menos inflamación postprandial (en las horas posteriores a la comida), menos residuos radicales y menos desgaste global de nuestro organismo al completo… además de menos flatulencias.
Pero también tragamos aire fuera de las comidas. El estómago, el intestino, las vías biliares, el colon e incluso el esfínter anal pueden tener espasmos por culpa de ruidos intrusivos, restricciones excesivas, problemas en el trabajo o personales, tráfico complicado, conflictos, malas noticias de actualidad… Las ocasiones para sufrir disgustos nunca escasean. Es imposible librarse de todas las fuentes de estrés y disgustos, pero hay que esforzarse en encontrarnos en armonía con nosotros mismos y el entorno, pues repercutirá en la salud digestiva.
Y por último pero no menos importante pasemos al “rey del estómago tranquilo” y libre de flatulencias, un oligoelemento que a casi todos nos falta, pues la alimentación no suele aportar los 400 mg diarios que necesitamos: el magnesio. Así que deberás asegurarte de complementar su aporte.
Y esto es todo amigos míos.
Saludos
Centro luri acupuntura y terapias naturales, en Zaragoza.