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Menopausia, un salto al vacio

Actualizado: 20 ene 2020


Padecemos la regla toda nuestra vida y, para colmo, terminamos con la menopausia. ¡Qué injusticia!” Demasiado radical, quizá, pero expresa a la perfección lo que sienten algunas mujeres cuando llegan a la menopausia.

La menopausia -la interrupción de la producción de estrógenos por parte de los ovarios-, no sólo significa el fin de la fertilidad, sino que implica múltiples problemas.

Esta “transición” aboca a la mayoría de mujeres a noches sin dormir, a padecer sofocos… ¡Y cada día deben soportar el exceso de sudoración que éstos les provocan! Afortunadamente, los demás no siempre lo perciben, pero ellas sí, y eso es suficiente para que se sientan incómodas.

Además, por la falta de descanso, entre otras razones, muchas mujeres sufren durante la menopausia fatiga, apatía, incluso cierto estado depresivo. Y para colmo, conlleva muchas veces un aumento de peso e importantes cambios en la figura por el diferente reparto de las grasas corporales, con lo que la autoestima puede verse aún más afectada por ello.

La menopausia no es una enfermedad, pero ¿realmente importa eso? Es un torbellino de malestares que la medicina intenta mitigar. Pero desgraciadamente los terribles efectos secundarios de algunos de los tratamientos que se usan para paliar sus síntomas producen verdaderos escalofríos.

¿Orina de yegua contra los sofocos? ¿...en serio?

Los primeros tratamientos hormonales con los que se intentaban aliviar los trastornos asociados a la menopausia utilizaban estrógenos conjugados de origen equino (ECE). Es decir, se obtenían nada menos que de orina de yeguas en período de gestación y luego se asociaban a las hormonas sintéticas.

Las ventas de estos tratamientos experimentaron una increíble tendencia al alza, pero sólo hasta que se descubrieron sus efectos a largo plazo. Y es que tomar estrógenos sintéticos se asocia a un aumento del 760% del riesgo de padecer cáncer de endometrio (es decir, en el revestimiento uterino) y del 300% en el caso de cáncer de mama.

Ahora sabemos que si aquellas hormonas resultaban tan nocivas era por ser sintéticas, no porque fuesen hormonas. Pero en el momento en que se conocieron aquellas cifras, su reputación quedó dañada casi irreparablemente. Entonces, ¿hay que huir de todo tipo de terapias hormonales sustitutivas? ¿Qué es lo que se puede hacer para aliviar los trastornos de la menopausia sin riesgos?

Mejor empecemos por lo que no se debe hacer bajo ningún concepto.

Las dos cosas que no debes hacer:

Lo primero que debes tener en cuenta es que, si decides seguir un tratamiento hormonal, éste debe ser natural (¡jamás hormonas sintéticas!).

Lo segundo es entender por qué se debe evitar la toma de hormonas por vía oral, dados sus terribles efectos, especialmente sobre el sistema venoso (provoca graves riesgos cardiovasculares). En comparación con los tratamientos por vía cutánea, en los estrógenos orales el riesgo se duplica, alcanzando el punto máximo durante el primer año que se toman.

Por su parte, la progesterona -otra de las hormonas con las que se trata la menopausia- requiere ser aplicada de una forma más específica.

Menopausia y hormonoterapia vegetal

Algunas mujeres menopáusicas optan sabiamente por lo natural: dicen “no” a las hormonas de laboratorio y se decantan por la hormonoterapia vegetal, basada en fitoestrógenos, para calmar sus síntomas.

Los fitoestrógenos son compuestos ligados a las hormonas femeninas que producen ciertas plantas, entre ellos las isoflavonas de soja. Un régimen alimenticio enriquecido con soja y granos de lino te permitirá reducir de forma efectiva los sofocos.

El “milagro” de la vitamina B9

Para calmar los síntomas de la menopausia, uno de los elementos que ofrece mejores resultados es la vitamina B9. Ésta permite hacer desaparecer los sofocos en el 40% de las mujeres pero, eso sí, también se debe dar preferencia a su forma natural -folinato de calcio-, más que a la sintética -ácido fólico-.

Y hay otra buena noticia sobre todo para aquellas mujeres a las que les gusta el zumo de tomate, un fruto con moléculas particularmente interesantes, como por ejemplo el licopeno. Si el nivel de concentración en sangre de éste aumenta, disminuye el estrés oxidativo y el fenómeno de reabsorción ósea. Por lo tanto, podemos decir que el tomate contribuye a luchar contra la osteoporosis, que afecta a muchas mujeres menopáusicas.

Como perder peso de forma natural en la menopausia

Otro problema asociado a la menopausia es el aumento de peso.

Un protocolo a base de melatonina (la hormona del sueño) permite reducir de forma muy significativa la masa grasa de las mujeres postmenopáusicas ¡sin cambiar la dieta! La toma de este suplemento abrirá la puerta a otros beneficios sorprendentes para tu salud . En la medicina china, la “introspección terapéutica” es una etapa esencial en el camino hacia el bienestar y que ayuda a encontrar el equilibrio para llevar mejor esta etapa.

Centro Luri acupuntura y Naturopatia, ZARAGOZA


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