Si vas a pasar el día en la playa o en la piscina, se supone que debes untarse con grandes cantidades de protector solar. Y dado que no dura todo el día, se hace hincapié en volver a aplicar esos productos químicos con frecuencia. Debemos tener claro que eso es lo que realmente son todos los protectores solares actualmente (químicos). Siempre se ha pensado que los productos químicos de protección solar permanecen en la piel, donde evitan que los rayos del sol nos quemen. Eso es lo que los fabricantes de protectores solares nos han estado diciendo durante décadas. Pero un estudio pone de manifiesto un escenario bastante diferente y seguramente peligroso.
¿A dónde va el protector solar?
La investigación analizo cuatro de las moléculas de filtro solar mas comunes en el mercado: dos aerosoles de protección solar, una crema y una loción. Los participantes debían usarlos cómo lo harían habitualmente. En pocas horas, las concentraciones sanguíneas de los químicos se dispararon como un cohete, seguramente mucho más de lo que se considera seguro. Aún más alarmante: en todos los casos, excepto en uno, los químicos dañinos permanecieron en el torrente sanguíneo de los participantes días después de su uso. (En los usuarios de protector solar en crema sus concentraciones químicas disminuyeron antes). En otras palabras, esos químicos no solo se depositan en la superficie de la piel, sino que se absorben después de la aplicación en cuestión de horas. Lo que estos químicos causan a nuestros tejidos internos es un misterio y requerirá de más investigación. Aunque me atrevo a suponer que no será nada bueno. Solo piensa en cuestiones como el efecto de la exposición a largo plazo. La conclusión es esta: aunque sabemos que el sol puede causar cáncer de piel, no sabemos casi nada sobre los beneficios y riesgos del uso de productos químicos de protección solar. Todo esto plantea la pregunta: ¿es el protector solar peor que la exposición al sol? La verdad es que la información es muy contradictoria con respecto al riesgo de exposición al sol y el desarrollo de cáncer de piel; algunos estudios vinculan ambos y otros no. En realidad, el único consenso es este: el riesgo de melanoma está ligado a que nuestra piel se queme, mas que a la exposición al sol. Para mí, la respuesta es clara… el sol es uno de nuestros mejores aliados. Verás, la luz solar y la vitamina D son tan importantes que tanto usar protector solar como evitar la luz del sol podría ser enormemente peligroso. Tan peligroso como, por ejemplo, fumar o tomar azúcar. Y si seguimos algunas reglas básicas, la exposición al sol nos permitirá:
ESTIMULAR el sistema inmunitario.
DISMINUIR la presión arterial.
REDUCIR EL RIESGO de diabetes tipo 2.
E, irónicamente, "prevenir el cáncer de piel".
La clave es no quemarse.
Si empiezas a notar que el sol quema, esa es la señal indudable de que tu cuerpo ha tomado tanta vitamina D como necesita. Cualquier exposición adicional no tiene ningún beneficio en absoluto. Así pues, lo primero que debemos hacer es tomar un poco de sol, pero atento; cuando empezamos a sonrojarnos, es hora de retirarse. Además, la Madre Naturaleza ya tiene su propio protector solar natural, un protector solar interno. Este protector solar interno se llama astaxantina. Es un carotenoide que es responsable del color rosado brillante de los flamencos. La idea es que este nutriente se acumule en las capas internas de la piel, lo que permite que sus potentes propiedades antioxidantes combatan el daño de los radicales libres que puede provocar la exposición al sol. Agregar astaxantina a nuestra dieta comiendo más mariscos, incluido el salmón (especialmente el tipo de salmón de color más rojo), camarones o trucha. Mejor asegurarse de elegir variedades salvajes en lugar de variedades criadas en piscifactorías, que pueden incluir colores artificiales. También podemos obtener astaxantina en forma de complemento (generalmente se encuentra en aquellos formulados para la vista).
Importante, como siempre, sentido común y prudencia a la hora de exponernos al sol. Elegir las horas mas saludables para hacerlo. Una alimentación adecuada para que nuestro propio cuerpo nos proteja del cualquier daño y, a la hora de decidir una protección solar extra, estudiar detenidamente sus componentes. Si nos preocupamos por el tipo de alimentos que ingerimos, es igual de importante hacerlo por los productos que nos ponemos en la piel. Siempre siendo conscientes de que todo producto se absorbe y acaba pasando al torrente sanguíneo.
Disfrutemos del verano con seguridad.
Centro Luri acupuntura y naturopatia desde Zaragoza.
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