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Y tú ¿qué tal duermes?


A medida que cumples años, tu sueño se modifica disminuye el número de horas que duermes y también su calidad. Y en casos graves, incluso se deja de dormir. Mientras duermes, tu actividad cerebral pasa por una serie de fases. Son ciclos de unos 90 minutos que constan de un sueño ligero y de otro más profundo, que es el que proporciona el descanso. Estos ciclos se repiten cuatro o cinco veces en toda la noche. En los adultos se suelen dar también un par de despertares nocturnos breves e imperceptibles. Con la edad, se producen un mayor número de esos despertares nocturnos y son lo suficientemente largos como para tener conciencia de ellos. También se produce una prolongación de la fase de inicio del sueño (es decir, se tarda más en conciliar el sueño). Y, además, se presenta una pérdida progresiva de la fase de sueño profundo. El mayor número de despertares nocturnos, la tardanza en conciliar el sueño y la pérdida progresiva de la fase de sueño profundo son los principales problemas de sueño en las personas de edad avanzada. A ellos también se pueden sumar enfermedades que también pueden hacer pasar la noche en vela, como las patologías psiquiátricas o las enfermedades crónicas que cursan con dolor o falta de aire, y hasta el uso de ciertos medicamentos. El uso de diuréticos también puede provocar los despertares nocturnos. Una simple redistribución horaria de su toma puede aportar resultados significativos. El sedentarísmo, común entre personas mayores, suele incrementar los problemas de insomnio. Hacer algo de ejercicio cada día, aunque solo sea caminar media hora, suele proporcionar una clara mejoría. Evita las cenas abundantes. Reduce el tiempo en la cama. Si te has despertado y no te puedes volver a dormir, levántate y regresa a la cama solo cuando tengas sueño. Evita las siestas, el tabaco, el alcohol y el café. No realices ejercicios intensos ni actividad intelectual al menos dos horas antes de acostarte. El 95% de la población adulta ha tenido algún episodio de insomnio transitorio en su vida. Las formas crónicas de insomnio (el que dura mas de seis meses) solo lo padecen entre el 8 y el 18% de las personas. El insomnio suele acarrear problemas como sensación de fatiga o falta de energía; ansiedad, depresión y estrés; menor calidad de vida; mayor probabilidad de accidentes, deterioro neurocognitivo, con pérdida de memoria y problemas de atención y aprendizaje.

La acupuntura también en estos casos es una gran ayuda. Prevenir desequilibrios antes de que comiencen a dar problemas puede evitar muchas noches en vela. Lo dicho amigos .... Dulces sueños.

Centro luri acupuntura, desde Zaragoza.


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